diumenge, 20 de juliol del 2008

INCENDIOS Y DELITOS ECOLÓGICOS

Cada año, por estas fechas, oímos la misma polémica y el mismo discurso estéril en el planteamiento y argumentos que se exponen acerca de incendios forestales. Y, cada año, se siguen confundiendo y usando como sinónimos los términos pirómano e incendiario.

El pirómano es un individuo que sufre un impulso obsesivo de carácter compulsivo y que no puede luchar contra él. Por tanto, su acción es el acto de un enfermo desequilibrado que requiere control y tratamiento psiquiátrico.

Mientras que el incendiario es un sicario (por cuenta propia o ajena) que provoca el incendio para obtener un beneficio económico, ya sea de forma directa o de forma indirecta. De forma directa sería el caso de aquel bombero forestal despedido, que provocó un incendio para “tener trabajo”. En la forma indirecta suele buscarse la recalificación de terrenos para especulaciones urbanísticas, como “única solución” y alternativa a un territorio que ha quedado completamente estéril. Por tanto, la acción del incendiario es un acto delictivo y como tal debe ser juzgado y procesado.

En la ardua lucha para erradicar los incendios forestales (sabemos que la mayoría son provocados), se tiene que legislar más y hay que hacerlo “a priori” y “a posteriori” del incendio.

Antes, mediante leyes disuasorias que eviten toda tentación de lucro o beneficio con el incendio. Por ejemplo: Prohibiendo el transporte y comercialización de madera quemada por empresas particulares, prohibiendo la recalificación del territorio calcinado (en Francia, la prohibición de recalificación alcanza hasta los 50 años), prohibiendo las nefastas e inútiles prácticas agrícolas, como la quema de rastrojos, etc.

Después, castigando (de forma contundente) tanto al responsable del incendio como al posible instigador, ya sea una persona, ya sea una empresa.

Cuando escucho a políticos, que tienen responsabilidades en el tema, cómo se refugian en cifras de temperaturas y sequía, baja pluviometría o la escasez de recursos para combatir el fuego, siempre me hago la misma pregunta ¿qué han hecho antes para prevenirlo?

Hoy, en el tema de los incendios no podemos seguir hablando de accidentes e imprudencias. Hoy, hay que hablar, alto y claro, de delitos ecológicos.

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