Personas “psi”

Como ya es sabido, el hombre sólo utiliza un 22 % de su capacidad cerebral. No obstante, algunas personas afortunadas pueden llegar hasta el 25 %. Ese 10-15 % “de más” (entre un 2,2 y 3,3 % del total) las convierte en seres privilegiados. Y más allá de este hipotético 25 % de capacidad cerebral se extiende un cúmulo de teorías y un conglomerado de posibles facultades, que irían desde las que son relativas al subconsciente hasta las que lo son del supraconsciente, pasando por otras facultades o fenómenos paranormales de dudoso origen. Pero –como ocurre con todo lo que nos es desconocido–, los diversos autores y “expertos” no se ponen de acuerdo e incluso hablan de la fatalidad que supondría que nuestro cerebro pasara (permítanme la comparación) de ser un Pentium dos a ser un Pentium cuatro.

A pesar de todo lo expuesto (o por esta razón), desde hace mucho tiempo se vienen estudiando las personas que tienen facultades desconcertantes o inexplicables (¿cómo explicar lo inexplicable?) y que las han definido con diferentes nombres; todos ellos con la inclusión del término psique (alma, mente) o, sencillamente, “psi”.

Psi (ps) es la letra veintitrés del alfabeto griego y su grafía se representa mediante un tridente. Puede que sea una casualidad, pero el número tres hace referencia a la divinidad, expresada por el triángulo equilátero –máxima expresión de perfección geométrica– o por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo si nos referimos a la religión católica. También tres son los estados de la mente: ello, ego y superego y, curiosamente, psi coincide con el acrónimo de las tres principales facultades de una persona psi: Perceptiva, sensitiva e intuitiva. Estas tres facultades tienden a confundirse, ya que se las puede definir con conceptos parecidos, están relacionadas entre sí y suelen ir más a menudo asociadas que disociadas; no obstante, hay que diferenciarlas.

Así, la percepción es considerada el estado receptivo de percebir mediante los órganos de los sentidos o mediante las sensaciones que provoca un objeto y las imágenes asociadas, cuya evolución excitan esas sensaciones. Es decir, sería el conocimiento o estado de alerta (umbral) tanto sensorial como extrasensorial.

Sensitivo o sensibilidad, deriva del latín sensus (sentido) Sensitivo, que tiene capacidad de sensibilidad o que excita la sensibilidad. Se define como la facultad de sentir, la capacidad que tiene un organismo de reaccionar ante los estímulos tanto externos como internos. Es la recepción, transmisión e integración de sensaciones. En psicología y psiquiatría suele usarse el término sensorialidad, para diferenciar la percepción sensorial de la sensibilidad propiamente dicha.

Intuitivo o intuición, es considerada una clase de conocimiento. Intuir es entender de forma clara e instantánea una idea o verdad sin el proceso del razonamiento. Spinoza refiere el conocimiento intuitivo como la adecuación perfecta de la cosa pensada a la cosa pensante.

En resumen, las personas psi son aquellas personas que parecen no tener diferenciación o, mejor dicho, tienen una integración entre la recepción de estímulos sensoriales y extrasensoriales, quedando dotadas de una capacidad y facultades a menudo desconcertantes. Algunas de estas facultades han llegado a “popularizarse” como en el caso de la telepatía. En cambio, otras siguen envueltas en el halo de lo desconocido y despiertan recelo y temor, como por ejemplo la telequinesia. Por otro lado, no todas estas facultades son exclusivas del hombre, como ha quedado demostrado con los animales afectados por el maremoto del océano Índico, que lo percibieron con media hora de antelación, efectuando un prudencial éxodo que les salvó la vida.

Una cosa si está clara, a pesar de vivir en una sociedad técnica, materialista y orientada sólo al bienestar físico, las personas y fenómenos psi siguen despertando nuestro interés y curiosidad. Parece ser que nuestro destino, ligado al más allá, nos mueve a esa curiosidad no exenta de cierto temor y reserva ante todo lo que es desconocido.