diumenge, 27 de juliol del 2008

Sentir, oír, notar

Lingüísticamente, éste es un país de sordos, en donde en lugar de oír “sentimos”. En lugar de oír voces o gritos, aquí se “sienten” voces o gritos, como también se “siente” llover o se “siente” la música. Por cierto, en el caso de la música lo aconsejable es oírla y sentirla.

De la misma manera, tenemos una extraña sensibilidad, pues no notamos nada y volvemos a “sentir”. De este modo, se “siente” un movimiento sísmico o se “siente” como ha cambiado el tiempo.

Si en este país ni oímos ni notamos y sólo sentimos ¿qué pasa con los sentimientos? Pues eso, que tampoco los oímos ni notamos, sólo los sentimos. ¿Implica este léxico una desviación lingüística o una confusión en la utilización y conjugación de los tres verbos? o, tal vez, ¿estamos ante una regresión infantil?, que estaría integrada en las conclusiones a las que apunta el psiquiatra Dr. Enrique Rojas, director del Instituto de Investigaciones Psiquiátricas, que define y denomina este fenómeno como “la socialización de la estupidez” y considera a la sociedad actual inmadura y neurótica por la pérdida de valores sociales como la cultura.

De esta forma, podemos llegar a otra conclusión que, al igual que pasa con los niños, aquí nadie oye ni nota y sólo siente. Es decir, que nuestra conducta es un comportamiento típicamente emocional (algunos lo definen como visceral) ¿Y nuestro comportamiento racional dónde queda? Bueno, pues..., como decimos los catalanes “esto son higos de otro cesto”.

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